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La exigencia de una utilización adecuada de los recursos públicos, demandada cada vez en mayor medida por los ciudadanos, contribuyendo a la prestación de los servicios por las Entidades locales de manera eficiente, determina que estas persigan el logro de dos objetivos fundamentales en su gestión:
1º. La generación de liquidez, entendida como la capacidad de la Entidad para hacer frente a sus obligaciones de pago. Es un objetivo de corto plazo, mientras que la capacidad para hacer frente a sus compromisos de pago en el largo plazo se denomina solvencia.
2º. La optimización de los recursos financieros, que significa la captación de recursos financiero al menor coste y su utilización con la mayor rentabilidad.
La gestión de los responsables municipales debe ir encaminada a la búsqueda del equilibrio financiero, por cuanto la pérdida del mismo afectará a la liquidez y, finalmente, a la solvencia de la propia Entidad local, generando la posibilidad de que no pueda hacer frente a sus obligaciones económicas futuras.
Para el mantenimiento del equilibrio financiero es necesario que se verifiquen los siguientes aspectos:
Para alcanzar estos objetivos es necesario que la Entidad local desarrolle una adecuada planificación financiera, que debe concretarse en la elaboración de planes que abarquen todos los escenarios temporales:
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